¡Va de libros y de lecturas!

Me gusta Viena Capellanes.

 

Y siempre me sorprende.

 

Ojeando un ABC del año 1923 me encontré con el siguiente anuncio: “Mil pesetas y la preciosa novela El buen Caín, de Hernández Catáregalará la Casa Viena Repostería Capellanes a los clientes que presenten antes del día 25 del corriente mes tikes que sumen 50 pesetas de consumo. La novela lleva dos números y si corresponde a uno de ellos el premio mayor de la lotería de 1º de junio, el poseedor recibirá mil pesetas presentando el ejemplar”.

 

Me parece una forma maravillosa de premiar a la clientela: regalar un libro. Y encima una posibilidad de llevarse mil pesetas (de las de 1923, ¿eh?). Desde aquí animo a la empresa a que retome el testigo y haga de vez en cuando promociones como esta.

 

He de confesar que no tenía ni idea de quién era Hernández Catá hasta ahora pero gracias a Viena se ha añadido a una de mis próximas lecturas. Me puse a buscar información sobre él y descubro que es uno de los escritores cubanos de mayor reconocimiento de principios del siglo XX. Es cubano por decisión propia ya que era hijo de un coronel español y de una cubana de Santiago y nació en un pueblecito de Salamanca pero con muy pocos meses viajó a Cuba, donde residían sus padres y ahí permaneció hasta que se madre lo envió con 16 años al Colegio de Huérfanos Militares de Toledo de donde se escapó para integrarse en la bohemia madrileña. Fue un autodidacta y se dedicó a varias ocupaciones hasta que se convirtió en diplomático. De entre todos los oficios que tuvo se dice que fue lector de tabaquería en Cuba, de esos que se dedicaban a leer en voz alta en las fábricas mientras los trabajadores liaban cigarros, con el fin de tenerlos entretenidos e instruirlos y/o adoctrinarlos, según el caso.

 

Pero si por algo es conocido Alfonso Hernández Catá es por su obra literaria que toca todos los géneros, si bien sus biógrafos tienden a preferir, con diferencia, sus cuentos al resto de su producción. Cuando Viena Capellanes lanza esta promoción Alfonso Hernández Catá era cónsul en España. Seguramente se trataba de un buen cliente de la Casa pero no sé si la relación con ella le vino por sus manjares o por posibles vínculos con los Baroja. Un dato curioso es que el libro a que se hace referencia en la promoción, El buen Caín, no aparece nombrado por los diversos biógrafos que he consultado, no aparece en la entrada que le dedica el Who is who in Latin America, no he podido localizarlo “googleando”, no está en la Biblioteca Nacional ni en la de la AECID, especializada en América Latina. Me encantaría encontrarlo y desde aquí emplazo a cualquiera que pueda leer este texto a que me de pistas sobre él.

 

Por cierto, no sólo he descubierto a este autor gracias a Viena Capellanes sino el libro de Araceli Tinajero tituladoEl lector de tabaquería: historia de una tradición cubana, donde relata el antes y el ahora de tan interesante oficio.