Tradición y vanguardia de Viena Capellanes en Navidad

Viena Capellanes siempre se ha distinguido por su apego a las tradiciones pero también por su gusto por lo novedoso. Los que conocemos la historia de la empresa sabemos que fue la introductora del pan de Viena y que lo trajo Matías Lacasa después de un viaje a la Exposición Universal de Viena de 1873.

Otra receta que adoptó al poco tiempo fue la de los “Gateaux des Rois” que se vendían en 1880 a cuatro reales en la fábrica de la calle Misericordia. En aquellos años sólo seguían la tradición los más ricos, los más “viajados”, pero, poco a poco, se fue introduciendo entre los demás grupos sociales y ya en 1916 encontramos anuncios en la prensa madrileña que decían que se vendían roscones de reyes (ya en español) “puestos de moda en esta época por el público de buen gusto”. En los roscones de entonces se cambió la tradición y ya no se metía dentro una almendra o una haba sino monedas de oro o plata, figuritas de porcelana y participaciones de navidad. En 1929, año en que la empresa se ufanaba de fabricar 30.000 roscones, se añadió un reclamo muy especial. Se incluían entre las sorpresas, premios consistentes en un viaje a la exposición universal de Barcelona o a la iberoamericana de Sevilla. Sorprende que en España, en plena crisis mundial se organizaran no una, sino dos exposiciones, pero no que Viena Capellanes se hiciera eco de dos acontecimientos que tanto hicieron por la economía de ambas capitales.

Como en Viena Capellanes, en estas dos exposiciones brillaron tanto la tradición como la vanguardia, representadas por los pabellones americanos en Sevilla y por el alemán en Barcelona, respectivamente, y se rescató tanto lo local como lo que venía de fuera. Los productos estrella de la Casa eran, además del “Gateaux du Roi”: los turrones, de Alicante; el mazapán de Toledo; las peladillas de Alcoy; el guirlache de Zaragoza y, para acompañar al banquete navideño, el vino de Jerez o el Rioja y, por supuesto, el champagne o el semillón blanco, originario de Burdeos.

Y para alegrar las fiestas, un villancico vienés aparecido en la prensa en 1925:

En el portal de Belén
han pintado este letrero:
“Si el turrón no es de Viena
Capellanes no lo quiero”
Ande, ande, ande
la marimorena
No hay pastelería
Mejor que Viena.
Los Reyes Magos al niño
llevan cestas adornadas
de Viena Capellanes
que son las más afamadas.
Turrones y mazapanes
y dulces de Navidad
en Viena Capellanes
todos los deben comprar.
Ande, ande, ande
La marimorena
No hay confitería
Mejor que Viena.